Retrato De Aline - 1884


Size (cm): 50x75
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Description

En el año 1884, el artista postimpresionista Paul Gauguin creó "Retrato de Aline", una obra que encapsula no solo la esencia del retrato, sino también las inquietudes estéticas y sociales de la época en que fue pintada. Esta obra es un testimonio íntimo de la relación del artista con su entonces esposa, Aline Chassot, quien aparece representada en un retrato que trasciende lo meramente físico para explorar la psicología y el ambiente emocional que rodeaba a su modelo.

La composición de la pintura es notablemente equilibrada, con Aline situada en el centro, lo que enfatiza su importancia no solo como sujeto sino como musa de Gauguin. La figura de Aline se presenta en un contrapunto armónico con el uso de colores sobrios y cálidos que constituyen el fondo. La paleta se manifiesta en tonos terrosos y amarillos que otorgan a la obra una sensación de calma y serenidad, a la vez que contribuyen a la caracterización del personaje. Aline, que se asienta con gracia en un sillón, lleva un vestido de un tono azul verdoso, que resalta con sutileza su figura y contrasta con el fondo.

Gauguin logra en esta obra una intimidad que se respira en la expresión facial de Aline, que se asemeja a un estado de contemplación. Sus ojos parecen mirar hacia el espectador, invitándolo a compartir un momento de introspección y quietud. Esta conexión emocional es característica de la obra de Gauguin, quien a menudo buscaba profundizar en el alma de sus modelos, más que en su mera representación física.

El uso del color en "Retrato de Aline" es clave para comprender la evolución artística de Gauguin. Influenciado por el simbolismo y su deseo de expresar emociones a través de la coloración, el artista redujo lo que tradicionalmente se considerarían matices naturales en favor de una instalación de tonos que sugiere tanto la luz como el estado de ánimo. Tal estilo se distingue de sus contemporáneos y lo posiciona en la senda de la búsqueda de una nueva forma de ver y sentir el arte.

Cabe destacar que el retrato también hace eco de las influencias del impresionismo, que habían dominado su educación artística. Sin embargo, en esta obra se percibe un alejamiento táctil del enfoque impresionista, moviéndose hacia un estilo más personal e introspectivo. La figura humana es tratada de manera más simbólica que descriptiva, un principio que se volvería emblemático en obras posteriores de Gauguin, especialmente durante su etapa en Tahití.

Otro aspecto digno de mención es el contexto personal y social en el que fue creada la obra. Gauguin se encontraba en una etapa de su vida marcada por tensiones personales y una búsqueda de identidad artística. Aline no solo es retratada como su esposa, sino también como un reflejo de las luchas internas y externas que confrontaba el artista en su trayectoria. Esta tensión se traduce en la obra, permitiendo al espectador no solo asomarse a la vida de Aline, sino también, indirectamente, adentrarse en la psique de Gauguin.

"Retrato de Aline" es una obra que, aunque pueda parecer sencilla en su composición, ofrece una rica narrativa de emociones y técnicas que anticipan el alejamiento del impresionismo hacia caminos más simbolistas. En esta obra, Gauguin consolida su postura como un pionero en la búsqueda de la expresión personal y la exploración del color como medio de comunicación emocional, enseñándonos que el arte puede ser tanto una representación de la realidad como una ventana a las complejidades del alma humana.

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